Zofia Litewska

Leyendo algo sobre la Segunda Guerra Mundial he encontrado un caso bastante especial.
Esta vez es de una mujer. Hubo muchas valientes en esa guerra, muy pocas documentadas. Existe una razón por lo que ocurre eso. A las mujeres no se las "destinaba" al frente, a la batalla. Se las mandaba a retaguardia, a hacer otras labores. Pero el peligro no siempre estaba en el frente....

En la Unión Soviética hubo muchas heroínas de guerra, para el gobierno habia también otras porque potenció la idea de Maternidad Heroica, y la equiparó a los trabajos soviéticos o incluso a estar en el mismo frente de batalla. Para sus dirigentes las mujeres pertenecían al Estado y esa sería su forma de contribuir a la guerra. Es curioso ver que la filosofía de guerra de la Unión Soviética estaba basada directamente en la superioridad numérica y que el elevadísimo número de bajas debería ser suplido (desprecio total a la vida humana), y a la vez que desde 1944 la mujer que daba a luz y criaba a seis hijos era digna de recibir la Medalla Soviética de la Maternidad, que era de Primera Clase.

Durante casi dos años (1939-41) existió el pacto Germano-Soviético de no agresión y, digamos, era malo para la URSS todo lo que atentaba contra su estado o el germano (esto es una forma muy muy ligera de decirlo, porque en la URSS todo lo que se saliera del partido de Stalin era malo, incluso muchas veces lo de dentro también). Ser maestra de escuela, y extranjera, tener cierta educación era ser "enemigo/a del pueblo", y precisamente esto era Zofia Litewska.

Con treinta y tres años y cuatro hijos fue deportada a un campo de trabajo del Ártico. No se encuentra fácil nada sobre ella, pero si he encontrado una lista de deportados en una página polaca y parece que su destino fue Siberia.
Allí estuvo durante lo que duro el pacto Germano-Soviético cortando madera. Luego la pusieron en libertad sin dinero, ni comida, ni medio de transporte y con cinco bocas para alimentar.
Junto con otras personas llegó en una balsa a la costa del mar Blanco y allí comenzaron a andar.
En la mitad de un bosque se encontraron con un soldado ruso. Al oír su historia la dió su billetera diciendo que seguramente él ya no la iba a necesitar porque acabarían matándolo. Y con este dinero pudieron comprar unos billetes de tren hacia el sur.
De una granja colectiva a otra fueron avanzando hasta el mar Caspio y llegaron hasta Irán y la India para acabar en Oxford, donde su vida recomenzó.
Es una historia de superación, que aunque parezca de película, la hizo una mujer real, una mujer valiente y fuerte, y determinada a salvaguardar la vida de sus hijos y la suya propia. Es impresionante pensar en todo lo que tuvieron que pasar hasta llegar a su destino final.
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